Fraga festejó sus 110 años de fundación

(9-5-16) El cumpleaños de la localidad del departamento Pringles fue el jueves 5 de mayo, pero los festejos comenzaron el viernes 6 y terminaron ayer, domingo 8 de mayo, con la tradicional jineteada.
El viernes fueron los actos protocolares y el desfile cívico por las calles del pueblo, mientras que el domingo fue el turno de las actividades hípicas tradicionales. 
Acompañaron a la Intendente del pueblo, Antonela Rosina Gil, autoridades locales y provinciales, entre ellas, los diputados Ingrid Blumencweig  y Juan Manuel Rigau.


ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA LOCALIZACIÓN FÍSICA DE LA
LOCALIDAD DE FRAGA – (Departamento Pringles) – San Luis
La localidad de Fraga se encuentra ubicada en el departamento Pringles en la provincia de San Luis, ubicada sobre la Autopista Serranías Puntanas (ex Ruta Nacional N° 7) en el kilómetro 730 y las vías del Ferrocarril General San Martín (hoy sin actividad).
La ubicación geo-referenciada en la siguiente:
Latitud : 33°30’7.43″Sur
Longitud :65°47’33.92″Oeste
Poseen una población de más de mil habitantes en la zona urbana, pero tiene una amplia zona rural de influencia, una de las principales fuentes de ingreso es la ganadería y la agricultura. Con la radicación industrial en 1986 se establece la empresa Orbis, dedicada a la fábrica de calefones y calefactores.
FORTÍN FRAGA
Antiguamente en el lugar llamado Las Piedritas, más exactamente, sobre la margen derecha del rio Quinto entre el Paso del Molle y el Paso de las Piedritas (geo-referencia: latitud 33°26’16.65″Sur – longitud 65°49’6.86″Oeste), que hasta mediados del siglo pasado eran tierras fiscales y cuyo primer dueño fue el Coronel Manuel Baigorria, se localizaba el fortín, y en agosto de 1905 esos terrenos pertenecían a M.F.Q. de Mercau con una superficie de 633 has.
En 1856 Manuel Baigorria en una solicitud al Gobierno de la Provincia y expresando que “destruida la tiranía que dominó largos años en nuestro país, pude volver de la tierra de los indígenas donde he vivido perseguido del infortunio a ofrecer mis servicios a la patria…”
Pide que se le venda un terreno de propiedad fiscal denominado Las Piedritas cuya extensión es de una legua a todos vientos, desde el centro conocido por La Bajada del Jumecito, a efectos de dedicarse a los trabajos de ganadería.
La Honorable Sala de Representantes en fecha 20 de noviembre de 1856 le concede gratis una legua de terreno cuadrada en Las Piedritas que en 1873 estaba guarnecido por el Batallón 3 de Línea bajo el mando del Capitán de Cazadores Don Antonio Pardo.
Una década después allá por 1868, el Coronel José Iseas, desde su comandancia asentada en Villa de Mercedes informaba al Gobernador José Rufino Lucero y Sosa lo siguiente:
“A fin de evitar un tanto los perjuicios originados por las continuas invasiones de gauchos y poner dique a ellas, he resuelto traer cuanta familia hay, sin de¬jar aún las chinas que viven por las Piedritas, Médano y lugares adyacentes”.
El 12 de octubre de 1868 el bravío coronel comunicaba haber formado fortines en Chaján y Piedritas, dotándolos de una pequeña guarnición capaz de servir de atalaya en esos frecuentados pasos. “
“El reducto fue bautizado poco después como FORTÍN FRAGA, en homenaje al Coronel MANUEL FRAGA; un destacado hombre del EJERCITO ARGENTINO, que participó en la Campaña de Cepeda y Pavón, también asistió a operaciones contra los indios en la frontera norte de Buenos Aires. Fue jefe del Batallón de Infantería 4 de Línea.
Con el estallido de la Guerra con el Paraguay, asiste a las batallas de: YATAY, LA TOMA DE URUGUAYANA, PASO DE LA PATRIA, ACCIÓN DE ESTERO BELLACO, TUYUTÍ, YATAYTI CORA, y en el asalto de CURUPAITY frente a los batallones que comandaba cae herido mortalmente el 22 de septiembre de 1866”
Los fortines que se encontraban en la zona de oeste a este eran el de San Ignacio, Fraga, Romero, y Fuerte Viejo los nombres son concordantes con los de Coronel Fraga, teniente Coronel Romero, Coronel Rossetti y héroes de la guerra del Paraguay
“Entre los Fortines Fraga y San Ignacio había entre 1,5 a 2 leguas”
REFERENCIAS DE HECHOS OCURRIDOS EN EL FORTIN
En el año 1867 ocurre el trágico ataque al Fortín Fraga que se lo describe de la siguiente manera:
“En el persistente y dramático esfuerzo realizado por los pueblos del interior en pos de un ideal civilizador y de sus anhelos de progreso, los fortines escalonados en las fronteras desempeñaron un rol fundamental.
Atalayas levantadas en medio del desierto, fueron los puntos de apoyo que guarnecían las dilatadas líneas de las fronteras y que en medio de su pobre y desguarnecida estructura, constituían un relativo amparo para el que audazmente cruzaba el desierto o para el poblador que con un coraje a toda prueba se atrevía a desafiar los misterios de una soledad preñada de traidoras celadas.
Algunos fortines estaban provistos de pequeñas defensas consistentes en cercos de palos plantados a pique o de zanjas que los circundaban, obstaculizando el acceso a los miserables ranchos en que se guarecían los encargados de su custodia. Cerca de éstos se levantaba el mangrullo, rústica especie de torre de observación, a cuya inmediación se extendía el corral circular en el que siempre se tenía algún caballo a mano para los casos de apuro.
Otros eran simples ranchos de dos aguas, con paredes de quincha y techos de paja asentada en barro, con sus desamparados frentes dando al campo abierto que los cercaba y oprimía desde los cuatro puntos cardinales sin otra ventaja que la de mantener despejado el horizonte.
El antiguo fortín de Las Piedritas, llamado más tarde Fraga, pertenecía a la última categoría de los misérrimos refugios que servían de aposento a los oficiales y soldados predestinados a vivir en un mortificante aislamiento, en constante vigilia con el arma al brazo y la vida en un pelo.
En 1867 el fortín Fraga estaba a cargo de un oficial con unos pocos soldados, y entre éstos los hermanos Manuel y Domingo Páez, veteranos que gozaban fama de valientes.
Domingo Páez, soldado de San Martín, había conquistado el grado de sargento en Maipú y en Ituzaingó, memorables batallas en las que las balas le respetaron la vida aunque dejándole inutilizado el brazo izquierdo, lo que no le impedía prestar servicios en la milicia, participando en los entreveros con temerario coraje, haciendo gala de agilidad en las cuerpeadas, y de destreza en el manejo del fusil, la lanza o la daga empuñada con su único brazo tenso y fuerte.
Continuamente era necesario recorrer el campo, y extendiendo la vista sobre el horizonte, observar sus movimientos e interpretar cualquier novedad que se ofreciera al alcance de la vista, para tomar a tiempo las precauciones necesarias ante, la más leve sospecha de un peligro o amenaza.
En cumplimiento de esta misión una mañana abandonaron el fortín el oficial y sus soldados con excepción de los hermanos Páez que quedaron a su cuidado. El sol se ponía en el horizonte cuando el oficial y sus acompañantes regresaron sin sospechar que las novedades, que no habían encontrado durante su recorrido, los esperaban en el propio fortín con el signo macabro de la muerte y desolación.
Durante su ausencia una partida de indios entreverados con algunos gauchos desalmados, habían atacado el miserable rancho que presuntuosamente se denominaba fortín. Los hermanos Páez en un desesperado esfuerzo pretendieron defenderse parapetados en su interior manteniendo a raya a sus atacantes, de los cuales uno había caído para no levantarse más. Pero, cuando ardió el rancho incendiado por los bárbaros, los defensores tuvieron que continuar la lucha sin otro resguardo que sus armas y coraje. El cuadro era un trasunto real del valor legendario de los hermanos Páez y de la ferocidad y alevosía de sus atacantes.
En medio de la soledad se levantaba el esqueleto ennegrecido de la precaria construcción con sus horcones y cumbrera aún humeantes y a pocos pasos, sobre el terreno trillado durante la tenaz lucha, como si la muerte los hubiera llamado a la paz de la reconciliación, los cuerpos mutilados de dos indios y de los hermanos Páez.
Los salvajes y Manuel Páez ostentaban en sus cuerpos los signos del terrible encuentro. Domingo estaba inconsciente, cubierto por la sangre que manaba de las dieciocho heridas que le infirieron. Los indios lo habían considerado muerto y por eso no se tomaron el trabajo de despenarlo.”
La ubicación del Fortín Fraga corresponde a una zona entre las localidades de Comandante Granville y Fraga, el terreno del Fortín estaba muy próxima a las márgenes del Rio Quinto, en un alto que dominaba la zona, y a su vez a escasa distancia del Fortín San Ignacio, donde después se libraría la Batalla de San Ignacio, el 1 de abril de 1867.
El alzamiento federal lo encabezaban los jefes de mayor relevancia de ese partido y se originó en Cuyo, previendo sumar a las provincias de Córdoba y Santa Fe, como así también y en definitiva, a Entre Ríos.
Las fuerzas que organizó el gobierno nacional debieron ser traídas, en gran parte, del teatro de operaciones paraguayo, debilitándolo para hacer frente al desafío interno que amenazaba las bases de la reciente Constitución Nacional.
Los testimonios del Tte. 1° Florencio A. Quiroga, que acompañaba las tropas del Cnl José Miguel Arredondo, en 1867, referente a la Batalla de San Ignacio dicen :
“Llegamos a San Ignacio, como a las 10 a.m. del 1° de abril de 1867.
El fuerte de San Ignacio ya existía en ruinas, porque su ocupante, el Coronel Iseas se fue a fundar a Mercedes a fines de agosto de 1856…..
…Es pura verdad que los indios ayudaron a los colorados y decían que habían saqueado en Mercedes y muchos días estuvieron en “Fortín Fraga” comiendo las yeguas de mi padre Don Ramon Quiroga, antes de llegar el Ejercito Nacional…”
Fuente: Centro de Estudios Históricos y Arqueológicos “Andrés Rodríguez”-
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museofraga.wordpress.com